Proyecto
Ciencia Sinsombrero: La revolución será científica o no será.
Un día, en los años 20 y en plena dictadura de Primo de Rivera, en una España cerrada y de costumbres arraigadas y sombreros de alta alcurnia, Margarita Manso, Maruja Mallo, Federico García Lorca, Salvador Dalí, pasearon por la Puerta del Sol quitándose el sombrero. Este gesto de rebeldía quería simbolizar la liberación de las ideas y de las inquietudes de un grupo de intelectuales y mucho más tarde daría nombre a las mujeres de la Generación del 27, que serían conocidas como “Las Sinsombrero”.
Casi un siglo después hemos querido recoger este gesto de liberación para simbolizar lo que significa la ciencia para todas las personas que formamos parte de este proyecto. Porque va más allá de las modas, de las ideas y de las ideologías. La ciencia es nuestra esperanza para contribuir a la creación de un mundo mejor y, por eso, tenemos la misión de contar el trabajo que hacen todas las personas en el ámbito científico.
“Los intelectuales son contrarios a la costumbre de usar sombrero”
Yo no sabía que la omisión o la práctica de esa peluca supletoria que los hombres mortales de habla española llaman sombrero (palabra absurda, ya que «sombrero» debía ser el que trafica en sombras), bastase a definir dos sectas, pero me juran que así es y que «sinsombrerista» es el varón que no usa otro sombrero que la intemperie, el saludo o el firmamento, y «sombrerista» el encaperuzado y mitrado. Lo importante, como se ve, es la discordia y la fabricación de motivos nuevos para odios viejos. Hace ya muchos años que los sombreros prescinden de mi cabeza, sin resfriarse y sin mayor incomodidad.